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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

23-01-2025

Qatar en el BTI 2010-2024: Una autocracia de línea dura, con una economía avanzada y buena gobernanza

Según la Constitución, Qatar tiene un sistema democrático, pero no hay debate público. A su vez, los partidos políticos y los sindicatos están prohibidos. Desde 2010 hasta la actualidad, Qatar exhibió mejoras notables en el índice de Gobernanza del Bertelsmann Transformation Index.
Por Delfina Banchero
Foto de archivo: Reuters en tn.com.ar

La pequeña península qatarí no supera el 2% de la superficie de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, desempeña un papel único en una de las regiones más conflictivas del mundo. Desde el descubrimiento de las reservas de gas y petróleo en 1939, y su independencia del Reino Unido en 1971, el emirato ha logrado diferenciarse de sus pares. La inclinación por un enfoque pragmático es característico tanto de su política interna como de la gestión de sus relaciones exteriores. La estabilidad de la economía rentista, junto con un liderazgo joven y estratégico, le permitió a Qatar orientar sus esfuerzos hacia un proyecto de modernización nacional, denominado “Qatar National Vision 2030”.

¿En qué consiste esta visión? Lo más llamativo que puede leerse entre líneas es cierta sintonía con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, sin dejar de lado el componente moralista de una monarquía absolutista regida por el Islam. Sus pilares son el desarrollo humano, social, económico y medioambiental. Es importante destacar de su redacción la repetición de la palabra diversidad en todas las consignas, ya que no sólo se reconoce el potencial de diversificar la economía para estar a la altura de los mercados globales y el cambio climático, sino también el de aceptar la realidad heterogénea de la población. Ahora bien, ¿es sólo narrativa o hay políticas de Estado concretas?

En principio, es posible afirmar que Qatar tiene un comportamiento singular. Esto se refleja en los datos del Bertelsmann Transformation Index (BTI), con puntajes alejados del promedio regional:

Qatar en el BTI 2010-2024

Figura 1: Puntaje de Qatar en Transformación Política, Transformación Económica y Gobernanza (1-10) de 2010 a 2024 comparado con el promedio regional. Elaboración propia a partir del BTI. 

La Figura 1 muestra el puntaje de Qatar en tres dimensiones: Transformación Política (azul), Transformación Económica (rojo) y Gobernanza (amarillo), en una escala del 1 al 10, comparado con el promedio regional de Medio Oriente y África del Norte (líneas claras), entre 2010 y 2024. En la dimensión política, Qatar comienza en 2010 con 4.2 puntos y desciende ligeramente a 3.95 hacia 2024, un poco por encima de los 3.47 puntos de la región. En Transformación Económica, Qatar presenta los puntajes más altos, iniciando en 7.93 en 2010 y disminuyendo a 7.68 en 2024, siempre superando al promedio, que decrece de 5.86 a 4.7. Por último, en Gobernanza, Qatar registra 5.89 en 2010, baja a 5.76 en 2016 y se estabiliza hacia 2024 en 6.17, constantemente por encima del promedio, que disminuye de 4.76 a 4.23.

Se observa, en términos generales, una tendencia decreciente. El contagio de la Primavera Árabe y la pandemia del COVID-19 fueron catalizadores que profundizaron la inestabilidad en Oriente Medio, exacerbando las tensiones políticas, económicas y sociales. No obstante, Qatar exhibe una mayor resiliencia, en parte explicada por su diplomacia de conciliación con los actores emergentes, así como su capacidad para fabricar una sensación de legitimidad del régimen.

El establecimiento de una Constitución a principios del milenio, sumada a una serie de concesiones económicas, generaron los incentivos suficientes para evitar un levantamiento de su población. Este espíritu reformista en medio de los preparativos para la Copa Mundial de la FIFA del 2022 mantuvieron los puntajes con pocas variaciones, a excepción del tambaleo por la crisis diplomática del Golfo de 2017. En la actualidad, el país se encuentra en el puesto 89/137 en Transformación Política, 16/137 en Transformación Económica y 21/137 en el índice de Gobernanza, según el BTI (2024).

Transformación Política

Esta dimensión evalúa la presencia y viabilidad de la democracia, el estado de derecho y la estabilidad de las instituciones democráticas, medida a través de un total de 18 indicadores. En el análisis del caso qatarí, el primer aspecto relevante es el de la identidad estatal. A lo largo de la década, este indicador mantuvo un puntaje de 7, mientras que el BTI (2020) lo elevó a 8, cifra que se ha mantenido hasta la actualidad. La población originaria no percibe conflictos identitarios, más aún, no ha sido un concepto politizado dentro de la sociedad. No obstante, esta imagen debe completarse con los inmigrantes y los “Bidoons”, una minoría árabe apátrida dispersa en diversas naciones del golfo. Juntos conforman más del 80% de la población, lo que significa que menos del 20% son qataríes. La acelerada modernización, también impulsada por esta demografía, es problemática para los sectores más conservadores del Islam wahabí. La autorización del alcohol en hoteles y restaurantes durante la Copa Mundial de 2022, por ejemplo, fue objeto de controversia. Del mismo modo, las manifestaciones públicas de afecto, la libertad relativa de las mujeres y las personas del colectivo LGBTQ+ fueron consideradas una amenaza para la preservación de la cultura. En los últimos años, el Emir promovió iniciativas culturales a fines de reivindicar la herencia qatarí, como el Museo Nacional de Qatar (NMoQ) inaugurado en 2022.  

En línea con lo anterior, la no interferencia de los dogmas religiosos se vuelve un indicador ilustrativo para comprender a Qatar. Según la Constitución, todas las personas son iguales ante la ley y no deben ser discriminadas por su sexo, raza, idioma o religión. El país es, de hecho, uno de los primeros en redactar un inciso de esta índole en el mundo árabe. Si bien es destacable, la libertad de culto es restringida, ya que sólo se reconocen las religiones abrahámicas (y el resto estrictamente confinadas al ámbito privado). Las blasfemias y el proselitismo de no musulmanes son delitos punibles, lo que condujo a que el puntaje descendiera de 8 a 6 hacia el 2024.

Con respecto a la participación política, los indicadores de elecciones libres y justas, poder efectivo para gobernar y separación de poderes apenas sufrieron cambios. En casi todo el transcurso del período 2010-2024, el puntaje en dichos indicadores es de 1, pues el sistema de gobierno es el de una monarquía hereditaria. La Constitución inicialmente establecía la elección de dos tercios de un parlamento por sufragio universal, pero sin embargo desde el 2003 se posterga. En cambio, sí existen elecciones periódicas para un “Consejo”, conformado en su mayoría por personalidades alineadas con la familia Al Thani, aunque con poca asistencia electoral, ya que la política básicamente no es de interés para los votantes; es decir, para aquel 20% con nacionalidad que concentra las riquezas del país. Con todo, es digna de mención la participación de algunas mujeres en estos cargos públicos. Por otro lado, hay cierta noción de independencia del poder judicial, pero sólo por escrito. Los jueces son asignados por el Emir y por recomendación del Consejo Supremo de la Judicatura, lo que explica que el puntaje se mantenga alrededor de 3.

Los indicadores de libertad de expresión y derechos de asociación muestran valores deficientes y decrecientes hacia 2024 con 4 y 2, respectivamente. En cuanto al primero, esto se debe principalmente por la auto-censura de los medios de comunicación locales. La creación de al-Jazeera fue de vital importancia para la región como agencia de noticias alternativa: sus reiterados intentos de censura son prueba de ello. Estados Unidos, Israel, Egipto, Arabia Saudita, Libia, Siria, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin son algunos de los países que repudiaron o directamente suspendieron las emisiones de la Agencia; mismo Qatar, que no se priva de limitar el contenido político local. La única organización de libertad de expresión, Doha Center for Media Freedom, anteriormente dirigida por un extranjero, en la actualidad la controla un miembro de la familia real; mientras que el reconocido website Doha News fue suspendido por el gobierno en 2016. Según la Constitución, Qatar tiene un sistema democrático, pero no hay debate público. A su vez, los partidos políticos y los sindicatos están prohibidos. 

Por último, es menester abordar la cuestión inmigrante. El indicador de derechos civiles no supera los 6 puntos debido a la explotación de los trabajadores, principalmente en el sector de construcción. El sistema “kafala” es de gran preocupación para las organizaciones internacionales de derechos humanos, régimen “laboral” en el cual los trabajadores dependen completamente de su empleador, incluso para salir del país. Acusado de esclavitud moderna, el Emir lo abolió en 2016. Sin embargo, cercana la fecha del mundial de 2022, se reveló una investigación de The Guardian con el número estimado de muertes de inmigrantes desde que la rápida modernización infraestructural entró en marcha para ser sede. Naturalmente es imposible saber con certeza, pero se calcula una cifra abrumadora de 6.500 personas. En este contexto de presión internacional, Qatar aprobó leyes con mayores protecciones para los refugiados y se adhirió al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Aún lejos de considerarse una victoria, representa una batalla ganada por las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Transformación Económica

La dimensión económica contempla el nivel socioeconómico en términos de apertura de mercado y bienestar social, liberalización, performance macroeconómica y sostenibilidad, medida a través de 14 indicadores. El puntaje de barreras socioeconómicas se mantuvo en 8 hacia 2024, reflejando su buen desempeño no sólo en la reestructuración de su economía, sino también en la capacidad de relacionarse con otros países alternativos a los vecinos que le impusieron el bloqueo comercial en 2017. Según el Human Development Index (2022), Qatar ocupa el puesto 40 de 189 Estados. Aunque en dichas circunstancias, la estabilidad monetaria sufrió leves cambios, disminuyendo de 8 a 7 el puntaje; mientras que la estabilidad fiscal se gestionó eficientemente sin efectos significativos, conservando sus 9 puntos desde el BTI (2010). La liberalización del comercio exterior es óptima, con 9 puntos constantes: en el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (GCC) y la Organización Mundial del Comercio (WTO), el emirato ha sido un actor relevante y activo.

Pese a ello, el trabajo no calificado se organiza en condiciones precarias, inclusive en labor camps. En vistas a la “Qatarization”, los nativos gozan en todos los niveles de más derechos y privilegios. Esto se ve plasmado en los indicadores de redes de seguridad social e igualdad de oportunidades, con 7 y 6 de puntaje, respectivamente. El gasto público es considerable: los qataríes cuentan con salud, agua, electricidad y educación gratuita; en cambio los residentes se benefician de subsidios. Las mujeres qataríes, por su parte, alcanzan niveles altos de educación, con un porcentaje de admisión y graduación mayor que los hombres. No obstante, esto no se explica por políticas positivas de inclusión, sino porque los hombres generalmente pueden estudiar en el exterior y no utilizan la educación también como medio para evitar matrimonios forzados. El gobierno, siempre dentro de la sharía, promueve el empoderamiento de la mujer en la sociedad, incluyendo en las Estrategias de Desarrollo Nacional la meta de incrementar los puestos de liderazgo femenino.

En materia de sostenibilidad, la política ambiental no exhibe progreso concreto, por lo que el puntaje se estancó nuevamente desde el BTI (2010) en 4. La planificación a mediano y largo plazo es ambiciosa, sin embargo, la huella de carbono per cápita sigue siendo la más alta del mundo. Por un lado, la autosuficiencia basada en combustibles fósiles, y por el otro, el derroche de recursos naturales por parte de la población, son los factores que influyen en estos datos, excluyendo el gasto del mundial.

Gobernanza

El Índice de Gobernanza del BTI evalúa la calidad del liderazgo político con el que se dirigen los procesos de transformación, basado en un total de 20 indicadores. Desde 2010 hasta la actualidad, Qatar exhibió mejoras notables en el índice de Gobernanza, plasmado en el gráfico posterior a la recuperación de la crisis diplomática del Golfo. A continuación, se presenta la posición relativa del Estado de Qatar a las autocracias en 4 criterios: capacidad de dirección, eficiencia de recursos, creación de consenso y cooperación internacional (Figura 2, Figura 3, Figura 4, Figura 5).

Qatar en el BTI 2010-2024

Figura 2: Autocracias que tuvieron según el BTI 2024 una capacidad de dirección adecuada. Qatar es la tercera autocracia del globo en el ranking, después de Singapur y Emiratos Árabes Unidos, seguida por China y Vietnam.

Qatar en el BTI 2010-2024

Figura 3: Autocracias que tuvieron según el BTI 2024 una eficiencia de recursos adecuada. Qatar es la segunda autocracia del globo en el ranking, después de Singapur, seguida por Emiratos Árabes Unidos.

Qatar en el BTI 2010-2024

Figura 4: Autocracias que tuvieron según el BTI 2024 una creación de consenso regular. Qatar es la 16ª del ranking, después de El Salvador, seguida por Uganda.

Qatar en el BTI 2010-2024

Figura 5: Autocracias que tuvieron según el BTI 2024 una cooperación internacional adecuada. Qatar es, nuevamente, la tercera en el ranking, después de Singapur y Emiratos Árabes Unidos, seguida por Costa de Marfil.

Es posible sostener, entonces, que Qatar tiene una capacidad de liderazgo superior a la de sus pares. Ha demostrado una gran flexibilidad para adaptarse y sobreponerse a las circunstancias externas, aprovechando de manera estratégica las oportunidades que le han permitido ganar protagonismo y fortalecer su reputación tanto a nivel regional como mundial. Sin perder de vista el débil proceso de democratización, es alentador contar con un perfil como el qatarí para la seguridad de Medio Oriente. Es sabido el rol crucial que tuvo el emirato en las negociaciones de paz durante la guerra entre Israel y Hamás: el jeque Mohamed bin Abdulrahman al Thani, primer ministro del país, participó activamente en el acuerdo de alto en fuego en Gaza con Doha como sede de la mediación. Este acierto diplomático se suma a una larga lista de intervenciones por parte del reino, como han sido las de Sudán, Líbano, Afganistán, Yemen, entre otras. Si bien ha sido acusado de conspirar con organizaciones terroristas, la dirección que está tomando el reformismo del gobierno, así como su papel equidistante, sugiere que la prioridad de Qatar es el equilibrio entre los valores del Islam y el bienestar social.

Delfina Banchero
Delfina Banchero
Voluntaria
Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés (Argentina) y voluntaria de CADAL.
 
 
 

 
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